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¿Qué paso con los capítulos finales de My Happy Marriage?

A ver, seamos sinceros, el furor por My Happy Marriage como que se fue diluyendo, ¿no? Con tanto anime rifado saliendo, como The Apothecary Diaries, y el hecho de que esta temporada de My Happy Marriage, con todo el drama con Naoshi Usui, pues, como que la serie perdió punch. Pero los que somos fans de hueso colorado de My Happy Marriage aguantamos vara, aunque nos hicieron esperar un mes por los últimos dos capítulos. ¡Un mes! Eso sí calienta.

¿Y qué pasó? Pues lo de siempre: broncas en la producción. Ya ven cómo son algunos estudios de anime, que se atoran con los tiempos y la solución más fácil es retrasar los capítulos hasta el infinito y más allá. Y luego, para acabarla de amolar, nos entregan uno o dos episodios con una calidad que deja mucho que desear. ¡Qué gandallas!

My Happy Marriage: ¿el final que esperábamos?

Pero bueno, al final los capítulos finales de My Happy Marriage llegaron. Y la verdad, la conclusión se sintió medio equis, ¿no creen? Miyo salvando el día con su poder OP (que básicamente es llorar a moco tendido, además de su poder de los sueños) y Kiyoka en modo damisela en peligro, esperando a que su princesa lo rescate. ¡Ay, nanita!

O sea, no digo que esté mal que Miyo tenga poderes y todo el rollo, pero como que fue muy predecible, ¿no? Y Kiyoka, mi rey, ¿Dónde quedó ese galán que nos enamoró al principio?

My Happy Marriage: ¿vale la pena el maratón?

A pesar de todo, My Happy Marriage sigue siendo un anime que vale la pena ver. La animación es rifada, la historia tiene sus momentos chidos y los personajes te atrapan. Pero sí, el final como que no le hizo justicia a todo lo que construyeron antes. Pero bueno, cada quien tiene su opinión. ¿Tú qué opinas? ¿Te gustó el final de My Happy Marriage o te quedaste con cara de “what”? ¡Déjame tu comentario!

Al final, My Happy Marriage nos enseña que el amor puede florecer en los lugares más inesperados y que, a veces, los finales felices no son tan perfectos como los imaginamos. Pero eso sí, ¡nunca dejes de creer en el poder del amor!

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